Para poder disfrutar al máximo de nuestras piscinas, es necesario llevar a cabo un mantenimiento correcto. En realidad, una piscina no requiere de unos cuidados muy dificultosos, pero si descuidas tu piscina puede ocasionarte algunos problemas de salud, a ti y a tu familia. Concretamente, una piscina sucia y desatendida te causará algún problema en la piel o en los ojos, como puede ser la aparición de irritaciones cutáneas o conjuntivitis.
Antes de proceder a llenar la piscina de agua es necesario que el vaso esté perfectamente limpio. Hay que procurar limpiar a conciencia tanto las paredes como el fondo de la piscina para eliminar posibles incrustaciones. Este trabajo se suele desempeñar con un producto desincrustante y un cepillo. Tras dejar que el producto haga su trabajo durante un tiempo, se elimina con agua. No es recomendable usar agua a presión para evitar daños a las paredes de la piscina. Es preferible llevar a cabo este trabajo cuando el sol no incida de lleno en la piscina. También es necesario limpiar todo el sistema de filtrado de la depuradora, para erradicar cualquier elemento que pueda dañarla, como partículas de arena.
Una vez que hayamos procedido al llenado de la piscina, hay que medir su nivel de pH. El grado óptimo oscila entre 7,2 y 7,6. Tanto si el nivel está por debajo como si está por encima, el agua puede ocasionar algún problema a los bañistas, como por ejemplo irritaciones en la piel o en los ojos. Un nivel inadecuado de pH también puede favorecer la aparición de algas o que el agua adquiera un color verdoso. Para medir el pH utilizaremos un medidor de pH. Posteriormente, si el nivel de pH no se encuentra entre los parámetros antes indicados, es necesario utilizar determinados productos químicos que incrementan o disminuyen el pH del agua. Podemos encontrar estos productos tanto en formato granulado como líquido. Debes tener en cuenta que el grado de pH tiende a incrementarse de forma natural, y adquirir propiedades alcalinas. Por lo tanto es necesario realizar un control del pH con cierta asiduidad, preferentemente a diario.
Otro aspecto muy importante en las labores de mantenimiento de tu piscina es el control del cloro. Este es el compuesto químico que se tradicionalmente se ha venido utilizando en las piscinas, tanto públicas como privadas, para desinfectar el agua. Si la piscina ha estado sin utilizar, o es nueva, es necesario llevar a cabo una cloración de choque, para lo cual emplearemos una cantidad de 15 gramos de cloro granulado por cada metro cúbico de agua. Después de una hora pasaremos a comprobar los niveles de cloro y de pH. Se recomienda controlar el nivel de cloro todos los días. Un exceso de cloro puede causar ciertos problemas de salud sobre todo a los niños, como el enrojecimiento de ojos e incluso problemas de tipo respiratorio.
En Piscinas Jose tenemos una dilatada experiencia en el mantenimiento de piscinas. Si quieres olvidarte del mantenimiento de tu piscina y disfrutarla, somos la empresa que buscas.